Seis de cada 10 niños y adolescentes pueden ser considerados pobres

Un 58% de la población de niños, niñas y adolescentes tiene privaciones en una o más dimensiones en Bolivia, más allá de la carencia de ingresos. En otras palabras seis de cada 10 son pobres desde un punto de vista multidimensional, según un estudio de UNICEF y la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE).

Los datos base del Estudio Global Pobreza y Disparidades en la Infancia están actualizados a 2007. “Los niños y las niñas que viven en la pobreza –dice el estudio-- sufren privaciones o limitaciones en el acceso a recursos como la salud, educación, vivienda, servicios sanitarios e información, situación que compromete el desarrollo pleno de sus capacidades y potencialidades, limita el ejercicio pleno de sus derechos y coarta su integración social como miembros plenos y en pie de igualdad de la sociedad”.

Pobreza en BoliviaEn ese marco las dimensiones de la pobreza para este caso son el acceso a la vivienda, a los servicios sanitarios, al agua segura, a la información, la educación y la salud, considerando que la escasez monetaria o falta de ingresos es solo un aspecto más.

Las privaciones más relevantes halladas en el estudio son: vivienda en un 39,7%; servicios sanitarios en un 29,2%; agua segura en un 14,4%; e información en un 13,8%. Las privaciones en educación (10,6%) y salud (8,1%) se presentan en menor medida respecto de las anteriores, “pero no (son) menos preocupantes”.

Los datos muestran que a nivel del área rural la situación se endurece pues un 62% de las personas de 0 a 17 años de edad está concentrado en esas regiones. Ya dentro del área rural el panorama muestra que un 90,5% de los niños, niñas y adolescentes está en situación de pobreza.

El informe plantea que la distribución del ingreso en el país compromete el futuro de su población, por ejemplo en 2007 el 42% de las personas pobres tenía menos de 18 años de edad.

El documento contiene un análisis amplio y desagregado de todas las variables trabajadas, sin embargo cuenta también con limitaciones “sobre todo en la falta de información”, por ejemplo no se toma en cuenta a los niños y niñas de la calle porque no están considerados en las encuestas que fueron base del trabajo. Otro elemento que destaca el estudio es la falta de información, datos e investigación que permitan conocer aspectos subjetivos relacionados a la niñez o el impacto de programas orientados a la infancia.// PIEB

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